Os dejo una reseña de una actividad que teníamos pendiente. Se trata de la visita a la Facultad de Veterinaria por los alumnos de 1º Bachillerato de CienciAS de la salud, y me encanta porque está narrada y contada en 1ª persona por uno de los chicos que asistieron a la misma, así que os dejo con ella. MUUUUCHAS GRACIAS ANDRÉS!!!
El grupo al completo antes de empezar la visita |
MÁS ALLÁ de Andrés-R. Traistaru
El pasado
jueves 26 de enero, el grupo de primero de bachiller de ciencias fuimos a la
Facultad de Veterinaria. Pintaba ser una excursión más en nuestro calendario
pero creo que fue uno de esos días que te acaban sorprendiendo. Salimos del
instituto a las 8:45 y sobre las 9:30 ya estábamos en el campus universitario.
La facultad abría sus puertas y ese día ofreció visitas guiadas a varios
centros educativos, nosotros entre ellos.
En el salón
de actos el decano nos presentó un poco el campus, los grados que se estudian,
el tipo de estudiante que frecuenta la facultad y muchos otros datos de gran
relevancia. Al acabar su presentación me di cuenta de que estábamos en una de
las cinco mejores universidades de veterinaria en toda España, y eso aumentaba
el prestigio de la visita. Después del decano le siguieron los coordinadores de
los dos grados que la facultad ofrece actualmente: Veterinaria y Ciencia y
Tecnología de los Alimentos. Ambos explicaron genial sus respectivos campos.
Dicho esto
empezamos el tour por las grandes
infraestructuras de la facultad. Empezamos por el museo de anatomía, museo a la
antigua usanza, como un almacén muy organizado repleto de esqueletos de
animales que se exponen en sus vitrinas.
Acto
seguido nos fuimos a la sala de necropsias. En esta sala había dos columnas de
mesas de hormigón cubiertas por azulejos blancos que parecían pupitres
escolares. Del techo colgaban mangueras que supongo que utilizarían para
limpiar los cadáveres que descuartizaban encima de las mesas.
Después nos
dirigimos hacia el hospital veterinario de la facultad. Este estaba dividido en
dos partes, la zona de animales grandes (caballos, cerdos, …) y la zona de
animales pequeños (gatos, perros y demás). La visita al hospital me alivió y me
alegró ver que se lucha por la salud de nuestros compañeros.
A
continuación fuimos a la zona de experimentación animal. Esta zona constaba,
simplemente, de unas casetas con bastante confort en las que se observaba a beagles y a ovejas. Estas casetas
estaban provistas de una condiciones ideales para que los resultados fueran lo
más exactos posibles.
Por último
fuimos a la planta piloto, dominio y reino del grado de ciencia y tecnología de
los alimentos. Era un edificio lleno de salas muy peculiares: sala de catar
alimentos, laboratorios con todo tipo de artefactos y una gran sala llena de
aparatos y maquinaria para envasar y preparar todo tipo de alimentos. Me
sorprendí al ver todo el proceso que un simple alimento de supermercado tiene a
sus espaldas.
Aunque no
quiero ser veterinario, ni tampoco me interesa la rama científica de los
alimentos, la excursión me encantó. Y no fue el simple hecho de perder clase o
de visitar un sitio con unas grandes infraestructuras en las que no había
estado antes. No fue lo que vi en esta salida, sino cómo lo vi. Lo que
realmente me gustó de la excursión fue que esta me hizo ver que hay algo más
allá, que hay vida más allá de lo que estamos acostumbrados a ver. Lo que de
verdad me llenó fue el darme cuenta de que todos mis esfuerzos hasta ahora no
han sido en vano, todo lo contrario, son el comienzo de mi futuro profesional,
de mi sueño.
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