lunes, 11 de mayo de 2015

Olimpiadas de Biología



El pasado 13 de febrero de 2015 participé en las Xª Olimpiadas de biología de la fase aragonesa como alumna de este centro IES Virgen del pilar, una competición promovida con el propósito de difundir y motivar a todos los estudiantes de bachillerato a estudiar esta asignatura.
A pesar de que ha requerido un esfuerzo adicional al ya necesario por 2º de bachiller, pues supone estudiar la materia de este año y repasar el temario del curso anterior, ha sido una prueba inolvidable para mí ya que ha supuesto nuevas experiencias y grandes sensaciones, todas ellas  muy diferentes.
Desde que mi profesora me comunicó la posibilidad de participar en estas olimpiadas, ya sentí ilusión por el hecho que suponía poder participar en un acontecimiento de esta envergadura. Hasta la fecha del examen pasaron unos meses algo difíciles, y sobre todo caracterizados por la tensión y los nervios, que se acrecentaron con forme se acercaba la fecha.
El citado día 13 no podría decir que fue una mañana como otra cualquiera, únicamente sentía que en mi cuerpo predominaba la inquietud pero al mismo tiempo tenía una gran emoción por la pericia que suponía. 


Una vez en el aula magna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, la tarde transcurrió más rápido de lo que pensaba. Esa tensión, que hasta podría considerar buena, en cierta manera, me duró hasta que comenzó la prueba, al ver las preguntas y darme cuenta de que más o menos me sonaban y al concienciarme de que el hecho de estar allí ya era el mayor logro y fui a hacer lo que pude, nadie me exigía nada.
Tras dos horas y media de examen, repartidas en la parte teórica y la parte práctica, el esfuerzo estaba hecho y a pesar de saber que no todo estaba bien, pues era inconcebible, me sentía la persona más orgullosa. Consideraba que el trabajo previo había merecido la pena por el simple hecho de haber participado.



Pero todo no acabó allí como yo si pensaba que ocurriría. Dos días más tarde, una llamada de teléfono por parte del coordinador de estas olimpiadas, puedo decir que fue algo inesperado. Esto fue debido a la noticia que me transmitió: me había quedado entre los seis primeros clasificados de Aragón. Aquel momento sí que fue realmente cuando más sentimientos y emociones juntos tenía. Algo increíble, que me conmovió profundamente. Un momento muy difícil de expresar. El sentimiento de alegría se mezcló con la liberación de todos los nervios antes pasados, que desembocó en una sonrisa difícil de quitar.
Otro de los momentos dignos de recordar fue el lunes siguiente, al darle la noticia a mi profesora, quién indudablemente tenía parte de mérito en el premio. Además de las continuas felicitaciones por parte de muchos otros profesores y compañeros.



Y finalmente, todo acabó justo a la semana siguiente, el 20 de febrero, el día de la entrega de premios en el Patio de la Infanta. Todo un equipo directivo tanto de la Universidad de Zaragoza como del Gobierno de Aragón fueron los encargados de repartir los premios entre todos los galardonados de biología y geología. En lo que respecta a los de biología, se repartieron tres primeros premios, quienes pasarían a la fase nacional, y tres segundos de accésit, entre los que me encontraba. 



Mi paso por esta olimpiada me ha dejado una profunda huella, y ya no solo por el hecho de haberme clasificado como segunda premiada, sino por todo lo que suponía: haber sido capaz de participar ya era la recompensa por el esfuerzo realizado y por los nuevos conocimientos obtenidos. Pude comprobar por mí misma que es cierto que cualquier actividad que se hace con ganas, voluntad y esfuerzo, tiene su más merecida recompensa.

Paula Gómara Utrilla, 2ºBCT

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